Milenio
El mundo del boxeo está de luto. Israel Magnífico Vázquez, uno de los grandes guerreros del cuadrilátero, ha dejado este mundo, pero su legado perdurará para siempre. Su muerte no solo significa la partida de un ex campeón mundial, sino el adiós a un hombre cuya valentía trascendió el ring, librando hasta el final la pelea más difícil de su vida.
La vida, tan generosa con unos y despiadada con otros, ha colocado a Israel Vázquez, el guerrero eterno del boxeo mexicano, frente a un enemigo implacable: un cáncer en fase terminal que no conoce la clemencia. Este diagnóstico, tan brutal como las peleas épicas que libró en el cuadrilátero, ha dejado al excampeón mundial en un estado de extrema vulnerabilidad, despojándolo, poco a poco, de la fortaleza que alguna vez lo hizo invencible.
“Israel finalmente descansa en paz. Que dios provea a su familia de fortaleza y extendemos todo el apoyo a su esposa Laura, sus hijos, familia y amigos durante estos momentos tan difíciles. Gracias campeón por dejar una huella tan especial. Siempre serás el magnífico”. Escribió Mauricio Sulaimán en sus redes sociales.
Israel ya no podía caminar. Sus piernas, antes tan firmes sobre la lona, cedieron bajo el peso de un cuerpo que se debilita a pasos agigantados. Su voz, que un día resonó con la energía de la victoria, apenas lograba susurrar entrecortada. Y aun así, en esta batalla desigual contra el sarcoma, Israel demostraba que el corazón de un campeón nunca se rinde.
Laura, su esposa y compañera de vida, se aferraba a la esperanza con la tenacidad que caracteriza a quienes aman profundamente.
La enfermedad que consumió a Israel, un sarcoma agresivo, no solo le robó su fuerza física, sino también la posibilidad de vivir con dignidad. La pérdida de peso fue abrupta, un golpe inesperado que lo llevó, en cuestión de días, de caminar por un aeropuerto a necesitar una silla de ruedas para moverse.
¿Quién fue Israel ‘Magnífico’ Vázquez?
Es imposible no mirar atrás y recordar a Israel en su máximo esplendor. Fue un peleador incansable, dueño de un estilo feroz que encendía los corazones de la afición. Su nombre quedó grabado en la historia del boxeo gracias a combates inolvidables, como su legendaria serie de peleas contra Rafael Márquez, que se cuentan entre las más brutales y apasionantes del deporte. Pero esas mismas batallas dejaron cicatrices profundas.
Tras su tercera pelea con Márquez, el constante castigo le costó la retina de su ojo derecho, lo que derivó en una serie de operaciones fallidas que culminaron con la pérdida total del ojo y la instalación de una prótesis. No obstante, Israel continuó, porque rendirse nunca fue una opción.
El Consejo Mundial de Boxeo (CMB), liderado por Mauricio Sulaiman, encabezó una campaña para recaudar fondos que permitan aliviar, aunque sea un poco, la carga que enfrenta la familia Vázquez. A través de una cuenta en GoFundMe, el organismo ha solicitado el apoyo de la comunidad boxística y del público en general.
En medio de todo, Israel ha pedido algo que desgarró el corazón de quienes lo conocen: no recibir visitas. No quiere que lo vean así, tan diferente al gladiador que una vez fue. Prefiere que lo recuerden como lo que siempre será para muchos: un campeón.
“Él no quiere que lo vean así, quiere que todos tengan la imagen de él como cuando fue boxeador”, dijo su esposa, Laura, tratando de respetar los deseos del hombre que le dio todo, incluso en los momentos más difíciles.