* La imagen de un depredador gigante, con los dientes protuberantes, podría no ser acertada. Un nuevo estudio afirmó que el Tiranosaurio Rex no sería tan feroz, por una característica particular
La Tercera
Es el depredador más importante de su época. Y es que su gigante cuerpo, su piel escamosa y, más importante, sus protuberantes y filosos dientes lo hacen una figura temida, que nos hace agradecer que se haya extinguido antes de que llegaramos a la Tierra.
Pero esa figura que tenemos en mente de los Tiranosaurios Rex podría no ser correcta. O al menos así lo cree un equipo internacional de científicos que reveló que las representaciones más conocidas de estos dinosaurios en películas y series son erróneas.
Y es que, al no tener ningún registro fotográfico real de estas criaturas, estamos obligados a percibirlos como lo ven los artistas, cuyas imaginaciones y representaciones nos han dicho cómo pensar el aspecto de todos los dinosaurios.
El verdadero T. Rex
Hasta la fecha, los paleontólogos y artistas dibujaban al Tiranosaurio Rex con dientes protuberantes. Es decir, no tenían labios, como los cocodrilos que vemos en la actualidad. Esta es una característica que hace que su imagen sea feroz y atemorizadora.
Y es que los fósiles de estos carnívoros muestran unos dientes gigantes que parecían demasiado grandes como para ser cubiertos por labios. “Hubo muchas películas de monstruos de dinosaurios con dientes”, explicó Robert Reisz, paleontólogo de la Universidad de Toronto Mississauga y coescritor del nuevo artículo a The Washington Post.
En especial, Jurassic Park, de la década de 1990, que introdujo al T. Rex e hizo asustar a millones de espectadores por su aspecto amenazante.
No obstante, el nuevo estudio afirmó que este carnívoro en realidad parecía más un lagarto, con labios escamosos que cubrían y sellaban sus bocas cuando estaban cerradas. De ser así, el depredador más grande del período jurásico tenía un aspecto más inofensivo, más parecido a Barney, el dinosaurio morado.
Pero no a todos les gusta la idea. Por ello, es probable que este artículo despierte un debate con otro paleontólogos, como Thomas Carr, del Carthage College en Wisconsin, que dijo que la investigación es “totalmente poco convincente”, pues, como el de muchos, su propio trabajo contradice al nuevo estudio.
¿Cómo llegaron a la conclusión de que los tiranosaurios tienen labios?
Reconstruir el aspecto de criaturas prehistóricas es una tarea complicada, en especial porque su piel y músculos han desaparecido, por lo que solo quedan los huesos para que los “paleoartistas” se basen e imaginen cómo eran.
En 1993, Jurassic Park trajo una innovadora idea, pues el T. Rex que mostraron se consolidó en la mente de millones: una criatura gigante, feroz, cuyos dientes desnudos se veían en todo momento, incluso cuando su boca estaba cerrada.
“Este tiranosaurio fue tan icónico e influyente que, a partir de ese momento, así es como comienzan a verse los dinosaurios de la cultura pop”, dijo Mark P. Witton, paleontólogo y paleoartista de la Universidad de Portsmouth en Inglaterra y coautor del artículo.
Pero para comprobar la tesis de que en realidad tiene labios que no dejan ver los dientes del carnívoro, el equipo de investigación recurrió a un diente que fue arrancado de la mandíbula de un Daspletosaurus, un pariente cercano del Tiranosaurio Rex. Lo abrieron con una sierra con incrustaciones de diamantes para poder ver cómo se había desgastado durante la vida de la criatura.
Con esto, se determinó que el esmalte se había desgastado de manera uniforme en ambos lados del diente, un patrón distinto al de las mordeduras de los cocodrilos -que no tienen labios- y que sugiere que los dinosaurios sí los tenían para proteger sus dientes, ya que el esmalte dura más cuando permanece húmedo.
Además, encontraron que los dientes del T. Rex y los dinosaurios relacionados a esta raza no eran más grandes que los de los lagartos modernos con labios, en relación al tamaño del cráneo, lo que sugiere que no eran tan grandes como para que los labios no los cubrieran. También determinaron que su boca era más similar a la de los lagartos que a la de los cocodrilos.
¿Quién tiene la razón?
A pesar de que hay pruebas de ambas teorías sobre el aspecto del dinosaurio, nadie tiene la última palabra. Pero los autores del nuevo estudio confían en que el debate se resolverá algún día: “Lo que necesitamos es un fósil de una momia de tiranosaurio que conserve el tegumento de la cara”, dijo Carr.
Y es que se han encontrado fósiles con tejidos blandos momificados de otros dinosaurios, por lo que la ciencia es optimista de que llegará el día en que puedan encontrar uno similar de un Tiranosaurio Rex y, por fin, salir de la duda.