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El misterio de Oumuamua, el primer objeto venido de más allá del Sistema Solar detectado por la tecnología humana, parece que llega a su fin. Al menos así lo creen la astroquímica Jennifer Bergner, de la Universidad de California, y el astrofísico Darryl Seligman, de la Universidad de Cornell, quienes dice haber resuelto el enigma de la inusual aceleración de este objeto del que aún no hay consenso sobre su origen. El secreto estaría en un proceso natural con extrañas peculiaridades provocado por la liberación de hidrógeno molecular. Las conclusiones acaban de publicarse en la revista ‘Nature’.
Oumuamua fue descubierto en octubre de 2017 saliendo de nuestro Sistema Solar. Al principio, se pensó que era un cometa, aunque la idea fue descartada casi de inmediato, ya que el objeto carecía de cola y coma, la ‘cabellera’ que envuelve al núcleo y que está hecha de material evaporado de su superficie.
Por ello, los investigadores llegaron a la conclusión de que podía ser un asteroide, aunque esta explicación no llegaba a responder del todo a la razón de su extraña trayectoria: el objeto acelera su velocidad, en lugar de disminuirla, como era de esperar. De hecho, hubo estudios que apuntaron que su comportamiento errático era debido a un choque con otro objeto. También se planteó la exótica hipótesis de que se tratase de una nave espacial varada enviada por otra civilización hace mucho tiempo -una teoría que sigue apoyando firmemente el astrofísico de Harvard Avi Loeb-.
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Ahora, este nuevo estudio propone que este cuerpo en realidad es un fragmento de un planetesimal -el germen de un planeta en formación- que fue completamente expulsado de su sistema estelar.
Descifrando a Oumuamua
Lo primero que desconcierta es su forma: Oumuamua es largo y delgado como un cigarro, mide hasta 400 metros de largo. Ningún otro cometa o asteroide del Sistema Solar tiene esta forma. Este enigmático objeto también da vueltas a medida que avanza, como una botella de costado. Y, aunque el objeto parece no contener hielo y no emite gases que podamos detectar, como lo haría un cometa, su trayectoria no puede explicarse solo por la gravedad, como lo haría la trayectoria de un asteroide.
La desgasificación a medida que su hielo se sublima les da a los cometas una fuente adicional de aceleración, de acuerdo con lo que los astrónomos observaron con Oumuamua. Esto sugiere que es de alguna manera similar tanto a un cometa como a un asteroide .
En los años transcurridos desde su visita, los científicos determinaron que Oumuamua es probablemente un fragmento desprendido de un planetesimal. Tales colisiones no son desconocidas en un sistema planetario en formación; de hecho, se cree que nuestra propia Tierra fue aplastada por otro objeto del tamaño de un planeta tan grande como Marte, que rompió un fragmento del que se originó nuestra Luna. En el caso de Oumuamua, el fragmento fue expulsado por completo de su sistema.
Una teoría que no es nueva
En 2020, Seligman fue coautor de un artículo en el que ya proponía que la aceleración de Oumuamua podría atribuirse a la sublimación del hidrógeno molecular (H 2). El hidrógeno molecular es muy difícil de detectar en el espacio, ya que no emite ni refleja luz; si Oumuamua estuviera desgasificando hidrógeno molecular, no podríamos verlo de la forma en que solemos ver los restos de la actividad cometaria.
Sin embargo, otros estudios desmintieron la posibilidad de que este cuerpo fuese un iceberg de hidrógeno molecular. Por eso, Bergner y Seligman volvieron a replantearse el modelo para determinar cómo el objeto podría contener (y sublimar) este gas, que respondería a su inusual aceleración.
Descubrieron que la explicación es plausible a través de la irradiación de un cuerpo rico en hielo de agua. A medida que la radiación ionizante golpea el objeto, los procesos radiolíticos dividirían las moléculas de agua para producir hidrógeno molecular. «En este modelo -escriben en su artículo- Oumuamua comenzó como un planetesimal helado que fue irradiado a bajas temperaturas por rayos cósmicos durante su viaje interestelar, y experimentó un calentamiento durante su paso por el Sistema Solar».
Un proceso de calentamiento y un proceso de recocido (por el que el objeto se calienta a ciertas temperaturas para luego irse enfriando paulatinamente) explicaría que el hidrógeno molecular se escapase y produjera esta aceleración extra.
Sin embargo, la teoría será imposible de probar con Oumuamua, ya que ahora está muy lejos del alcance de nuestros telescopios. Aún así, los investigadores señalan que futuros hallazgos de otros viajeros interestelares podrán probar su hipótesis. «Las detecciones futuras de cuerpos pequeños con aceleración no gravitacional y coma débil podrían proporcionar información sobre los orígenes de Oumuamua», escriben Bergner y Seligman , «a pesar de que hace mucho que partió del Sistema Solar».