Jaime —explica Angélica— es de esos mineros que no han conocido otro oficio en su vida.
Empezó a los 14 años siguiendo el ejemplo de su padre, también minero, y a los 61, a pesar de que ya estaba pensionado, aún seguía bajando a las profundidades de la tierra en busca de carbón. En parte, porque es de los escasos empleos en la zona que dejan un poco más de dinero, y en parte también, porque es la pasión a la que ha dedicado su vida.
Jaime sabía de los riesgos de su trabajo —apunta su hermana—, máxime en esta región de Coahuila donde casos como el de la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos en 2006, a escasos kilómetros de la mina de Pinabete, se han hecho tristemente célebres en las tragedias mineras del país.
Aun así, Angélica dice que su hermano jamás tuvo un accidente o un percance, pero todo cambió el pasado miércoles. Los cinco mineros sobrevivientes al siniestro contaron que, de pronto, mientras picaban la tierra, escucharon un “zumbido” que brotaba con furia desde las entrañas del subsuelo.
“Los muchachos nada más nos dicen que de repente se oyó un ruido muy fuerte y que era el zumbido del agua. Ellos alcanzaron a correr y salieron. Pero los demás que andaban hasta bien adentro del pozo… pues ya no pudieron salir”, recuerda la mujer.
Tras el siniestro, las autoridades de Protección Civil confirmaron que 10 mineros habían quedado atrapados y otros cinco resultaron lesionados. Los atrapados son Hugo Tijerina Amaya, Jaime Montelongo Pérez, José Luis Martínez Valdez, José Luis Mireles Arguijo, José Rogelio Moreno Leija, José Rogelio Moreno Morales, Margarito Rodríguez Palomares, Mario Alberto Cabriales Uresti, Ramiro Torres Rodríguez y Sergio Gabriel Cruz Gaytán.
Este miércoles, a una semana del colapso, buzos militares hicieron una primera entrada a la mina pero no pudieron avanzar. El gobernador Miguel Riquelme señaló en Twitter que por ello seguirán los trabajos de bombeo, con el fin de poder hacer otra incursión y continuar con las labores de búsqueda y rescate.
Entre la angustia y la esperanza
Desde el accidente, las horas y los días se han hecho eternos para los familiares, que oscilan entre la desesperación por el avance del tiempo y la esperanza.
Ayer, en el campamento que levantaron con lonas y mantas para protegerse de los casi 40 grados que se registran a la sombra, una de las frases más repetidas entre las familias era “bolsa de aire”, el posible hueco en las profundidades de la mina que podría haber permitido a los mineros sobrevivir hasta su rescate.
“Esa es la esperanza que nos queda y a la que nos estamos aferrando”, dice Liliana Torres, sobrina del minero Jaime Montelongo, que está a unos pasos del cauce por el que los rescatistas de Protección Civil y del Ejército llevan más de 125 mil metros cúbicos de agua extraídos de la mina siniestrada.
“Sabemos que estamos orando por que ocurra un verdadero milagro”, dice la mujer, mientras se lleva ambas manos al rostro.
“Ahora lo principal es no perder la fe”, agrega Aida Almansa, una vecina de Sabinas que vino a ayudar a los familiares y también a denunciar que en la zona del siniestro permanecen abiertas minas a cielo abierto, de las que todavía continúan emanando gases tóxicos.
“Esperemos que las labores de rescate den resultados positivos, porque lo urgente y lo importante es que los traigan de vuelta a todos”, subraya.
Desde Sabinas, Coahuila, @ManuVPC reporta sobre los trabajos que se realizan para rescatar a los 10 mineros atrapados en el ‘pocito’ de carbón.
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— Animal Político (@Pajaropolitico) August 10, 2022
Primera exploración
La mañana de este miércoles se hizo la primera exploración en la mina de Sabinas.
Autoridades de Protección Civil federal explicaron que a las 11:00 de la mañana se inició el retiro de pilotes que obstruyen el paso en uno de los pozos, para que un buzo del Ejército hiciera una “exploración inicial” de las condiciones en la mina.
Pasadas las 21:00 horas fue cuando el gobernador Miguel Riquelme reconoció que la misión se había topado con “obstáculos” que le impidieron avanzar.
La coordinadora de Protección Civil federal, Laura Velázquez, había informado previamente que, a siete días del derrumbe, se han extraído alrededor de 125 mil 453 metros cúbicos de agua, para permitir el ingreso de rescatistas.
La mina donde ocurrió el siniestro tiene unos 60 metros de profundidad y está parcialmente llena de agua turbia, según imágenes grabadas con un dron acuático y difundidas por Protección Civil.