* La actriz tuvo una infancia muy dura, con una madre adicta a la heroína y un padre violento. Con Will Smith, con quien se casó en 1997, ya formaban uno de los matrimonios más mediáticos de Hollywood, incluso antes del último escándalo en los Oscars
Infobae
09 de abril del 2022.- El escándalo en la ceremonia de los Oscar por el golpe de Will Smith a Chris Rock sigue dejando secuelas. Días después de que se hiciese oficial el ingreso de Smith en una clínica de rehabilitación, Jada Pinkett Smith hizo público su descontento por el accionar de su marido en la gala de la Academia de Hollywood.
En un primer momento, la actriz de 50 años hizo una publicación en su Instagram que decía: “Este es un tiempo de sanación. Y estoy aquí para eso”. Will, por su parte, pidió disculpas públicas a Rock y a la Academia. La pareja que conforma uno de los matrimonios más queridos del cine fue duramente criticada por irse de fiesta luego del hecho que fue visto por millones de personas en todo el mundo. Incluso hay videos de Jada sonriendo cuando su esposo vuelve a su asiento, después de golpear a Rock.
Los problemas entre Jada y Will han salido a la luz a lo largo de los años. En el programa “Red Table Talk”, la pareja de actores permitió a los fanáticos conocer algunos de los momentos más oscuros de su relación. En uno de los programas, Jada le pidió disculpas a la primera esposa de Will por haberse acostado con el actor antes de que ellos estuvieran divorciados. Pero el episodio más comentado fue cuando discutieron cara a cara sobre el affaire que tuvo la actriz con el rapero August Alsina, de 21 años.
Will y Jada se han convertido en la pareja más transparente y vulnerable del espectáculo. Ambos reconocieron que ya no tienen un vínculo monógamo y que han tenido sexo con otras personas. En compañía de su hija Willow y de su madre, Jada ha logrado que “Red Table Talk”, que se transmite por Facebook, se convierta en lo más parecido que tiene la era digital al papel que alguna vez desempeñaron Oprah Winfrey y el Dr. Phil en la televisión abierta: un lugar para conversaciones difíciles y complicadas sobre el amor, el sexo y las drogas.
Un pasado de adicciones y violencia
Jada Pinkett creció en Baltimore bajo el cuidado de su madre, Adrienne Banfield-Norris, que fue adicta a la heroína durante más de dos décadas. Adrienne quedó embarazada con 17 años de Robsol Pinkett Jr., fallecido a causa de una sobredosis en 2010. Ante las cámaras y frente a su hija, contó que fue violada por el padre de Jada, quien la obligaba a tener sexo sin su consentimiento.
“Creo que no me enteré de que mi madre era adicta hasta mi adolescencia”, reveló la actriz tiempo atrás. “Me daba cuenta que estaba drogada cuando no podía llegar a tiempo para recogerme de la escuela o se quedaba dormida en medio de algo”. Adrienne ha estado sobria desde los años 90, pero ha admitido que sus malas decisiones marcaron para siempre la vida de Jada. “El daño emocional y espiritual que me hice a mí y a ella fue devastador”.
Jada también vio a su madre sufrir abuso doméstico por parte de su padre durante su infancia. “Sabía que mi madre y mi padre tenían una relación muy violenta desde el principio. Ella tiene un par de cicatrices en el cuerpo que, cuando era niña, tenía curiosidad”, dijo en su programa “Red Table Talk”, que conduce junto a su hija Willow Smith y su madre. La actriz también recordó algunos de los momentos más aterradores que vivió de niña tratando de escapar de la violencia de este hombre, que durante décadas desapareció de su vida y que decidió regresar cuando ella ya era una mujer exitosa.
Madre e hija han abordado el asunto de las adicciones en uno de los episodios de su programa. En el caso de Jada, la actriz confesó haber sido adicta al sexo y al alcohol. “Mis tipos de adicciones saltan de un lado al otro. Cuando era más joven creía que tenía algún tipo de adicción al sexo y que todo podía arreglarse con eso”, declaró. Asimismo, reconoció que bebía en exceso y consumió todo tipo de drogas. “Para mí, beber vino tinto era como beberme un vaso de agua. Bebí mucho en la secundaria, y luego pasé a mezclarlo todo: éxtasis, alcohol, marihuana…me lo estaba pasando muy bien”, relató ante la mirada de su madre y de su hija, sentadas las tres alrededor de la mesa roja que da nombre al show.
Casi no consumía alcohol durante la semana pero pasaba los fines de semana en fiestas eternas. “Del jueves hasta la mañana del lunes, era un no parar”. También fue adicta a la pornografía en un momento de su vida que había decidido practicar la abstinencia sexual. Sin embargo, la cosa se salió de control y se vio obligada a dejar de consumir cine XXX: “Llegué a engancharme con videos porno hardcore que eran muy perturbadores”.
Un duro pasado pesando tanto en su vida desde tan pequeña, Jada finalmente tocó fondo cuando pensó en el suicido cuando tenía 20 años. “Llegué a Los Ángeles y obtuve éxito y me di cuenta de que esa no era la respuesta. En realidad, empeoró las cosas”. Inicialmente manejó la situación con Prozac. No sabía que mataría su impulso sexual, lo que la llevó a dejar el medicamento. La terapia tampoco ayudó, lo que obligó a Pinkett Smith a forjar su propio camino hacia la salud mental. “Tuve que soltarme y aceptar lo que es la vida”.
Aunque hubo un episodio que cambió todo para siempre. Fue en 1996 durante el rodaje de “El profesor chiflado”, el remake de la película de Jerry Lewis que realizó Eddie Murphy. “Fui a trabajar drogada y había tomado éxtasis en mal estado. Me desmayé en el set y le dije a todo el mundo que debía de haber sido una medicación caducada. Fue la última vez”.
“Si miro hacia atrás, soy un milagro andante”, reflexiona sobre aquella época.